Los ancianos dependientes pueden serlo en muy diferentes aspectos, de manera que hay que extremar los cuidados para garantizar su calidad de vida y salud. Vamos a hablar de la alimentación en ancianos dependientes, de manera que podamos aprender cómo dar de comer a una persona dependiente, tendremos en cuenta cuál es la mejor alimentación en ancianos dependientes y, en general, todos los detalles importantes que ayuden a garantizar su nutrición.

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Cómo dar de comer a una persona dependiente

Comenzamos analizando cómo se debe llevar a cabo la alimentación personas dependientes, para lo cual es importante tener en cuenta estos cuatro apartados que detallamos a continuación:

Comidas para personas mayores

Es muy importante organizar las comidas para personas mayores en función de las necesidades reales de la persona a la que estamos atendiendo.

Esto quiere decir que en todo momento se respetarán las pautas que han sido establecidas por el médico, aunque siempre lo haremos intentando ajustar las comidas para ancianos a sus gustos particulares.

Existen muchas recetas de comida triturada para personas mayores, ya que es el tipo de alimentación más recomendable para facilitar la ingesta y evitar el atragantamiento.

Esto es especialmente importante en aquellas personas que sufran disfagia o que carezcan de dentadura.

La alimentación ancianos es igualmente importante que para personas de cualquier edad, lo que significa que también deberán respetar las comidas del día que incluyen el desayuno, la comida y la cena, y en la medida de lo posible, también se introducirá el almuerzo y la merienda. En caso no poder acompañar a tus mayores en todas sus comidas te recomendamos la contratación de un servicio de asistencia domiciliaria.

Por último, es mejor se coma muchas veces poca cantidad a que, se ingiera mucha cantidad una única vez en el día.

Cuidar la postura para comer

En la alimentación para ancianos es importante también tener en cuenta la postura mientras estén comiendo, ya que de esta manera facilitaremos que puedan tragar correctamente a la vez que se evitan problemas de atragantamiento y mala digestión.

En primer lugar, la persona deberá estar bien sentada en su silla, disfrutando de una buena comodidad, mientras que si se trata de un paciente encamado, es importante utilizar almohadas y/o toallas para conseguir que tanto su espalda como la cabeza mantener una buena posición.

La cabeza debe estar recta y ligeramente inclinada hacia delante, y cuando se le da de comer, debemos evitar que la gire.

También es importante que cada cucharada contenga una pequeña cantidad de comida, de manera que se deberá ir adaptando al ritmo de ingesta de la persona afectada.

Cubiertos para personas mayores y dependientes

Hay cubiertos adaptados personas mayores, los cuales garantizan una mayor seguridad y comodidad a la hora de comer.

Dichos cubiertos suelen tener características particulares como por ejemplo una mayor ligereza, son más anchos, materiales más suaves, los vasos incluyen sistemas de agarre para garantizar la comodidad y evitar que se les caigan, también se poder utilizar pajitas en su alimentación y por supuesto vasos y platos de plástico si es necesario para garantizar su seguridad.

Problemas de una mala alimentación

Es especialmente importante cuidar la alimentación en el adulto mayor, ya que de lo contrario se pueden desarrollar serios problemas de salud como son:

• Malnutrición: esto puede dar lugar a la aparición de dolencias y enfermedades, pudiendo llegar incluso a derivar en muerte.
• Obesidad: si consume alimentos excesivamente energéticos, puede llegar a desarrollar problemas de obesidad.
• Enfermedades cardiovasculares: también son habituales en aquellas personas que no se alimentan correctamente.
• Diabetes: comer alimentos con demasiada grasa, sales y azúcares, deriva en problemas como la diabetes.
• Hemorragias: un exceso de ácidos grasos también puede derivar en hemorragias.
• Otras enfermedades: una mala alimentación puede derivar en multitud de enfermedades que van desde la hipervitaminosis hasta la hipovitaminosis, anemia, hipertensión, hipotensión, cardiopatías, cirrosis, toxicidad, trastornos del ritmo cardíaco, diarrea, fatiga, depresión, vómitos, pancreatitis, estreñimiento y un largo etcétera. 

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